Se puso a llover en el bosque cuando alguien gritó: -¡no me mojes! -.
¡Qué mal humor! ¡Qué carácter! Tanta elegancia y ¡qué embarque!
Bajo un llantén, tembloroso, un caracol se cobija
y seca angustiado las gotas de su americana amarilla.
-Este tiempo está revuelto, nadie lo puede entender.
Cuando no llevo paraguas siempre se pone a llover.
¡Estas nubes ya me hartan, nunca se ponen de acuerdo,
que esta americana mengua y de mi abuelo es un recuerdo!