Entre ramas y hojarasca

Miravoz de la poesía de El Príncipe de los Mirlos

El viaje


Una hoja soñadora
de un castaño se marchó
y en su viaje de caída
su deseo se cumplió.
La brisa fue su aliada
y a un arroyo la llevó
y la hojita, a carcajadas,
con el agua se encontró.

El musgo quedó asombrado
y una nutria se apartó,
y la hojita, con buen gesto,
un ojito les guiñó.
Pero el agua del arroyo
en silencio se apuró
y empujó corriente abajo
y a la hojita se llevó.

Desde oscuras madrigueras,
desde el nido de un ratón,
se agitaban los pañuelos
y gritaban un adiós.
Empujado por el agua
un helecho se inclinó,
con dulzura y suave gesto
a la hojita acarició.

Y hasta un tieso y noble junco
con chistera y un bastón
se agitaba desde lejos
y un poema le cantó.
La hojita se sintió libre,
sólo el agua la empujó,
su rama estaba muy lejos,
su bosque en sueño quedó.

Y un mar con espuma blanca
cuando llegó la abrazó.
Le cantó con agua salada
y entre las olas durmió.

La mar se quedó muy quieta,
con corales la arropó
y con un cuento de algas
dulcemente la arrulló.

Allí terminó su viaje
y sus deseos cumplió
y sobre un lecho de arena
con las sirenas soñó.

El color del cielo


Para Verso en Nubes y los cielos de León


He pintado algunas nubes
del color de una sonrisa
así mientras ellas viajan
viaja también la alegría.

Colorada y rechoncheta
viaja la nube más roja
que nos da color al cielo
con el jugo de frambuesas.

Con tulipanes y lirios
y adornada con limones,
la nube amarilla canta
mientras giran girasoles.

Ya pasa la nube negra
y hoy no amenaza tormenta
que en un cesto nos trae sombras,
para cuando el sol calienta.

Bandadas de petirrojos,
van agitando sus alas
pintando el cielo a su paso
como una nube naranja.

Con helechos y retamas
la nube verde se adorna,
que celosa guarda orugas
de una hermosa mariposa.

Y a lo lejos, con la niebla,
viajan bellas nubes blancas,
se adornan con los jazmines
que al dormir rozan mi cara.
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